MISA SOLEMNE DEL JUEVES SANTO


La santa Misa

Introito (Gal. 6, 14)

Nosotros, empero, debemos gloriarnos en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo, en Quien está nuestra salvación, vida y resurrección, por Quien hemos sido salvados y liberados. (Salmo 66, 2) Apiádese Dios de nosotros y bendíganos; ilumine Su rostro sobre nosotros y compadézcanos. Gloria Patri... - Nosotros...

Se canta el Gloria y resuenan las campanas. A partir de este momento, en señal de duelo, todo campaneo en las iglesias es suspendido hasta el Gloria de la Vigilia pascual.

Oremus

¡Oh Dios!, de quien Judas recibió la pena de su pecado y el ladrón el premio de su confesión; hacednos sentir el efecto de Vuestra misericordia, para que, así como Jesucristo Nuestro Señor en Su pasión dio a entrambos su merecido, así también, destruido en nosotros el error del hombre viejo, nos concedáis la gracia de resucitar gloriosamente con Él. Que con Vos vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. R/. Amén.

Epístola — Lectura de la Epístola de San Pablo a los Corintios. (I Cor. 11, 20-32)

Hermanos, cuando os reunís, no es ya para celebrar la Cena del Señor. Porque cada uno come allí lo que ha llevado para cenar, sin atender a los demás. Y así, mientras unos sufren hambre, otros comen con exceso. Pues qué, ¿no tenéis vuestras casas para comer y beber? ¿O venís a profanar la Iglesia de Dios y a avergonzar a los que nada tienen? ¿Qué os diré de esto? ¿Os alabaré? En eso no os alabo. Pues yo aprendí del Señor lo que también os tengo ya enseñado; que el Señor Jesús, la noche misma en que había de ser traicionado, tomó pan, y, dando gracias, lo partió, y dijo. «Tomad y comed: Éste es Mi Cuerpo, que por vosotros se entregará a la muerte. Haced esto en memoria Mía.» Tomó asimismo el cáliz, después de haber cenado, y dijo: «Este cáliz es el Nuevo Testamento en Mi Sangre. Haced esto, cuantas veces lo bebáis, en memoria Mía.» Pues todas las veces que comáis este pan y bebáis este cáliz, anunciaréis la Muerte del Señor hasta que venga. Y así, cualquiera que coma este Pan o beba el Cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Por tanto, examínese a sí mismo el hombre, y entonces coma de ese Pan y beba de ese Cáliz. Porque quien lo come y bebe indignamente, se come y bebe su propia condenación, no haciendo el discernimiento del Cuerpo del Señor. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y flacos, y mueren muchos. Si nos juzgásemos a nosotros mismos, no nos juzgaría Dios. Y si nos castiga, es como a hijos, con el fin de que no nos condenemos con este mundo. R/. Demos gracias a Dios.

Gradual. (Fil. 2, 8-9)

Cristo se ha hecho obediente por vosotros hasta la muerte, y muerte de cruz. V/. Por lo cual Le ha ensalzado Dios y Le ha dado un Nombre sobre todo nombre.

La caridad, decía la Epístola, es la condición indispensable para comulgar. La caridad, dice el Evangelio, es también el fruto principal de la Eucaristía: también, después de haberla instituido,
también, después de haberla instituido, Jesús inculca a Sus discípulos este gran deber de la caridad, en un gesto simbólico donde se humilla delante de ellos para lavarles los pies.

Evangelio

V/. Dóminus vobíscum.
R/. Et cum spíritu tuo.
V/. †Sequentia sancti Evangélii secúndum Joánnem. (13, 1-15)
R/. Glória tibi, Dómine.
La víspera del día solemne de Pascua, sabiendo Jesús que era llegada la hora de pasar de este mundo al Padre; como hubiese amado a los suyos, que vivían en el mundo, los amó hasta el fin. Y así acabada la cena, cuando ya el diablo había sugerido al corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, que Le entregase, sabiendo que todas las cosas puso el Padre en Sus manos, y que había venido de Dios, y a Dios volvía, levántase de la mesa y quitase Sus vestidos, y, tomando una toalla, se la ciñe. Echa después agua en una jofaina, y pónesea lavar los pies de los discípulos y a enjugarlos con la toalla que se había ceñido. Viene a Simón Pedro, y Pedro le dice: «¡Señor! ¿Lavarme Tú a mí los pies?» Respondióle Jesús: «Lo que Yo hago, Tú no lo entiendes ahora, lo entenderás después.» Dícele Pedro: «iJamás me lavarás Tú a mí los pies!» Respondióle Jesús: «Si no te lavo, no tendrás parte Conmigo.» Dícele Simón Pedro: «Señor, no solamente los pies, sino las manos también y la cabeza.» Dícele Jesús: «El que se ha bañado, no necesita lavarse más que los pies; pues está limpio del todo. Y vosotros, estáis limpios, más no todos.» Sabía en efecto, quién iba a entregarle, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Habiéndoles ya lavado los pies, tomó su vestido, y puesto de nuevo a la mesa, les dijo: «¿Entendéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, pues lo Soy. Pues si Yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, debéis también vosotros lavaros los pies unos a otros. Ejemplo os he dado, para que como Yo he hecho con vosotros, así lo hagáis también vosotros.»
R/. Demos gracias a Dios.

REZO DEL SANTO ROSARIO