Miercoles de Pascua


Jésus apparaît aux Apôtres sur le lac de Tibériade

Introito

Venid, benditos de mi Padre, poseed el reino, aleluya, que os ha sido preparado desde el principio del mundo. Aleluya, aleluya, aleluya.— Salmo: Cantad al Señor un cántico nuevo: cantad al Señor, tierra toda. Gloria al Padre. V. Gloria al Padre.

En la Colecta la Iglesia recuerda a sus hijos que las fiestas de la Liturgia son un medio para arribar a las festividades de la eternidad. Este es el pensamiento y la esperanza que domina en todo el Año litúrgico. Debemos, pues, celebrar la Pascua temporal de manera que merezcamos ser admitidos a los goces de la Pascua eterna.

Colecta

Oh Dios, que nos alegras con la anual solemnidad de la Resurrección del Señor: haz propicio que, por medio de estas fiestas temporales que celebramos, merezcamos llegar a los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo. nuestro Señor.

Epístola

Lección de los Hechos de los Apóstoles (III, 12-15. 17-19).
En aquellos días, abriendo Pedro su boca, dijo: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd. El Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilatos, cuando éste juzgaba que debía ser absuelto. Vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diera el hombre homicida; en cambio, matasteis al Autor de la vida, al que Dios resucitó de entre los muertos, de lo que somos testigos nosotros. Y ahora, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, como también vuestros príncipes. Pero Dios, que había predicho por boca de los Profetas que Cristo había de padecer, lo cumplió así. Arrepentios, pues, y convertios, para que sean borrados vuestros pecados.

Meditación

También hoy llega a nosotros la voz del Principe de los Apóstoles que proclama la Resurrección del Hombre-Dios. Cuando pronunció este discurso estaba acompañado de San Juan y acababa de obrar en una de las puertas del templo de Jerusalén su primer milagro, la curación de un cojo. El pueblo se había agrupado alrededor de los dos discípulos y por segunda vez Pedro tomaba la palabra en público. El primer discurso había conducido a tres mil al bautismo; éste conquistó cinco mil. El Apóstol ejerció verdaderamente en esas dos ocasiones el oficio de pescador de hombres, que el Salvador le asignó en otra ocasión, cuando le vió por primera vez.

Gradual

Este es el día que hizo el Señor: gocémonos y alegrémonos en él. V. La diestra del Señor ejerció su poder, la diestra del Señor me ha exaltado. Aleluya, aleluya. V. El Señor resucitó verdaderamente y se apareció a Pedro.

Secuencia

A la victima pascual alabanzas inmolen los cristianos.
El Cordero redimió a las ovejas: Cristo, inocente, reconcilió con el Padre a los pecadores.
La muerte y la vida lucharon en duelo sublime; muerto el Rey de la vida, reina vivo.
Dinos, tú, María: ¿qué viste en el camino?
El sepulcro de Cristo viviente: y la gloria vi del resurgente.
Los testigos angélicos, el sudario y los vestidos.
Resucitó Cristo, mi esperanza; precederá a los Suyos en Galilea.
Sabemos que Cristo ha resucitado realmente de entre los muertos; Tú, victorioso Rey, ten piedad de nosotros. Amén. Aleluya.

Evangelio

Continuación del santo Evangelio según San Juan (21, 1-14).
En aquel tiempo se manifestó otra vez Jesús a sus discípulos junto al mar de Tiberiades. Y se manifestó así: Estaban juntos Simón Pedro y Tomás, el llamado Dídimo, y Natanael, que era de Caná de Galilea, y los hijos del Zebedeo, y otros dos discípulos suyos. Díjoles Simón Pedro: Voy a pescar. Dijéronle ellos: Vamos también nosotros contigo. Y salieron y subieron a la barca: y aquella noche no pescaron nada. Y, llegada la mañana, se presentó Jesús en la orilla: pero los discípulos no conocieron que era Jesús. Díjoles, pues, Jesús: Muchachos: ¿tenéis algo que comer? Respondiéronle: No. Díjoles: Lanzad la red a la derecha de la barca y encontraréis. Y la lanzaron: y ya no podían sacarla fuera, por la multitud de los peces. Dijo entonces a Pedro aquel discípulo a quien amaba Jesús: ¡Es el Señor! Cuando oyó Simón Pedro que era el Señor se ciñó la túnica (pues estaba desnudo), y se echó al mar. Y los otros discípulos vinieron con la barca (porque no estaban lejos de la orilla, sino sólo a unos doscientos codos), trayendo la red con los peces. Y, cuando bajaron a tierra, vieron unas brasas preparadas, y un pez sobre ellas, y un pan. Díjoles Jesús: Traed los peces que habéis pescado ahora. Subió Simón Pedro, y trajo a tierra la red, llena de ciento cincuenta y tres peces grandes. Y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Díjoles Jesús: Venid, comed. Y nadie de los que comían se atrevió a preguntarle: ¿Quién eres tú?, sabiendo que era el Señor. Y fué Jesús, y tomó el pan, y se lo dió. Y lo mismo el pez. Esta fué la tercera vez que se apareció Jesús a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos.

Comunión

Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no morirá, aleluya: la muerte no le dominará más. Aleluya, aleluya. En la Poscomunión la Santa Iglesia pide que recibamos el fruto del alimento sagrado que acabamos de participar, el cual nos purifique y sustituya en nosotros al hombre viejo por el nuevo, que reside en Jesucristo resucitado.

Poscomunión

Dígnate, Señor, librarnos de las reliquias del hombre viejo; y haz que la participación de tu augusto sacramento nos confiera un nuevo ser. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

(TIEMPO PASCUAL – Año Litúrgico – Dom Prospero Gueranger, MIERCOLES DE PASCUA)