Sabado de Pascua
El Introito está compuesto con palabras del Salmo CIV; en él glorifica Israel al Señor por haber hecho volver a su pueblo del destierro. Este pueblo son para nosotros nuestros neófitos, que estaban desterrados del cielo a causa del pecado original y de sus pecados personales; el Bautismo les ha devuelto todos sus derechos a esta dichosa patria acogiéndoles en la Iglesia. Sacó el Señor a su pueblo con regocijo, aleluya: y a sus elegidos con alegría, aleluya, aleluya. — Salmo: Confesad al Señor e invocad su nombre: anunciad entre las gentes siis obras. V. Gloria al Padre. En el momento de acabar la semana pascual, la Iglesia pide al Señor, en la Colecta, que las alegrías que sus hijos han gustado en estos días les abran el camino a las alegrías todavía mayores de la Pascua eterna. Suplicárnoste, oh Dios omnipotente, hagas que. los que hemos celebrado con veneración las fiestas pascuales, merezcamos alcanzar por ellas los gozas eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Lección de la Epístola del Ap. S. Pedro (I Pet. II, 1–10). Este es el día que hizo el Señor: gocémonos y alegrémonos en él. V. Aleluya. Alabad, niños, al Señor, alabad el nombre del Señor. A la victima pascual alabanzas inmolen los cristianos. Continuación del santo Evangelio según San Juan (XX, 1-9). EL RESPETO DEBIDO A PEDRO. — Este episodio de la mañana del día de Pascua le ha reservado para hoy la Santa Iglesia, porque en él figura San Pedro, cuya voz se ha dejado oír ya en la Epístola. Este es el último día en que asisten los neófitos al Sacrificio revestidos de blanco; mañana su exterior no les distinguirá en nada de los otros fieles. Importa, pues, insistir con ellos sobre el fundamento de la Iglesia, fundamento sin el que la Iglesia no podría subsistir y sobre el que deben ellos establecerse, si quieren conservar la fe en la que han sido bautizados y que han de guardar pura hasta el fin para obtener la salud eterna. Ahora bien, esta fe se mantiene firme en todos aquellos que son dóciles a las enseñanzas de Pedro y veneran la dignidad de este Apóstol. Aprendamos de otro Apóstol, en este pasaje del santo Evangelio, el respeto y la deferencia que son debidas al que Jesús encargó de apacentar todo el rebaño, corderos y ovejas. Pedro y Juan corren juntos a la tumba de su maestro; Juan, más joven, llega el primero. Contempla el sepulcro: pero no entra. ¿Por qué esta humilde reserva en el que es el discípulo amado del Maestro? ¿Qué espera? Espera al que Jesús ha antepuesto a todos ellos, al que es su Jefe, y a quien pertenece obrar como jefe. Pedro llega; entra en el sepulcro; comprueba todo y en seguida Juan penetra, a su vez, en la gruta. Admirable enseñanza que Juan mismo quiso darnos, escribiendo con su propia mano este relato misterioso. Toca a Pedro el preceder, el juzgar, el obrar como maestro; y toca al cristiano seguirle, escucharle, rendirle honor y obediencia. Y ¿cómo no iba a ser así cuando vemos incluso a un Apóstol y tal Apóstol, obrar de este modo con Pedro, y cuando éste no había aún recibido más que la promesa de las llaves del Reino de los Cielos, que no le fueron dadas de hecho, sino en los días siguientes? Todos los que habéis sido bautizados en Cristo, os habéis vestido de Cristo. Aleluya. Sustentados con el don de nuestra redención, suplicárnoste, Señor, hagas que, con este auxilio de la perpetua salud, crezca siempre la verdadera fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. (TIEMPO PASCUAL – Año Litúrgico – Dom Prospero Gueranger, SABADO DE PASCUA)
Introito
Colecta
Epístola
Carísimos: Dejando, pues, toda malicia y todo dolo, y los fingimientos y las envidias y toda detracción, como niños recién nacidos, ansiad la leche espiritual, sin engaño, para que con ella crezcáis en salud si es que gustáis cuán dulce es el Señor. Acercaos a él, piedra viva, reprobada por los hombres, pero elegida y honrada por Dios, y edifícaos también vosotros sobre ella, cual piedras vivas, como una casa espiritual, como un sacerdocio santo, para ofrecer por Jesucristo hostias espirituales, gratas a Dios. Por eso dice la Escritura: He aquí que pongo en Sión una piedra principal, angular, escogida, preciosa: y, el que creyere en ella, no será confundido. Para vosotros, los que creéis, es honor; mas, para los que no creen, la piedra que reprobaron los constructores, se ha hecho cabeza angular, y piedra de tropiezo, y piedra de escándalo para los que tropiezan en la palabra y no creen en aquello para lo que han sido destinados. Mas vosotros sois una raza escogida, un sacerdocio real, una gente santa, un pueblo de conquista: para que anunciéis las maravillas del que os llamó de las tinieblas a su admirable luz. Los que antes no erais pueblo, ahora sois el pueblo de Dios: los que no habíais conseguido misericordia. ahora la habéis conseguido.Gradual
Secuencia
El Cordero redimió a las ovejas: Cristo, inocente, reconcilió con el Padre a los pecadores.
La muerte y la vida lucharon en duelo sublime; muerto el Rey de la vida, reina vivo.
Dinos, tú, María: ¿qué viste en el camino?
El sepulcro de Cristo viviente: y la gloria vi del resurgente.
Los testigos angélicos, el sudario y los vestidos.
Resucitó Cristo, mi esperanza; precederá a los Suyos en Galilea.
Sabemos que Cristo ha resucitado realmente de entre los muertos; Tú, victorioso Rey, ten piedad de nosotros. Amén. Aleluya.Evangelio
En aquel tiempo, pasado el Sábado, María Magdalena fué al sepulcro por la mañana, cuando todavía reinaban las tinieblas: y vió la piedra quitada del sepulcro. Corrió entonces, y fué a Simón Pedro y al otro discípulo a quien amaba Jesús, y díjoles: Han llevado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde le han puesto. Salió entonces Simón, y el otro discípulo, y fueron al sepulcro. Y corrían los dos juntos, y el otro discípulo corrió más que Pedro y llegó antes al sepulcro. Y, habiéndose inclinado, vió los lienzos puestos, pero no entró. Llegó entonces Simón Pedro siguiéndole, y entró en el sepulcro, y vió los lienzos puestos, y el sudario que había cubierto su cabeza no estaba puesto con los lienzos, sino doblado en otro sitio. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro: y vió y creyó: porque aún no habían entendido la Escritura, según la cual era necesario que él resucitara de entre los muertos.Meditación
Comunión
Poscomunión